domingo, 20 de septiembre de 2020

TEORIA MODAL DE EMOCIONES

 

 

Ya desde hace tiempo existen teorías dentro de la psicología que se han empeñado en defender la idea de que las emociones son procesos completamente automáticos e inevitables. Es decir, da igual cuánto entrenamiento creamos poseer: las emociones aparecen y no hay forma de controlarlas. Si se está enfadado, difícilmente se va a ser capaz para reducir ese sentimiento y pensar fríamente en cómo se siente. No obstante, esta no es la idea defendía detrás del constructo de la autorregulación emocional.

La idea de autorregulación emocional se fundamenta en la teoría modal de las emociones. Esta considera que las emociones no son reacciones instintivas, sino que se dan por diferentes motivos, como el contexto, la predisposición de la persona y, es aquí donde entraría la idea de la autorregulación, la capacidad del individuo para moderar sobre su humor.

De acuerdo el modelo, las emociones implican un proceso que se inicia cuando aparece una situación emocionalmente relevante. Esta puede tener su origen en el interior de la persona, como puede haber recordado una experiencia desagradable, o estar viviendo una situación emocionalmente tensa. Después, la persona dirige su atención hacia ese evento emocional, evaluando e interpretando lo ocurrido a nivel cognitivo y emocional. A partir de aquí se produce la respuesta, que movilizará elementos emocionales, mentales y conductuales.

Según el modelo es posible intervenir sobre este proceso. Si bien habrá algo que nos active emocionalmente, es nuestra capacidad de autorregulación la que hará que nuestros pensamientos, emociones secundarias al evento y conducta sean distintos a los que podrían darse si no nos controláramos.

ESTRATEGIAS DE REGULACIÓN EMOCIONAL

Existen muchas estrategias de autorregulación emocional, y cada persona, siempre y cuando lo haga de forma funcional y adaptativa, puede aplicar las suyas propias. Sin embargo, las más frecuentes son las que verás a continuación.

1. Supresión de pensamientos

Esta estrategia consiste, como su propio nombre indica, en suprimir los pensamientos que nos producen malestar. De esta forma se busca cambiar el estado emocional, saliendo de la situación desagradable y yendo a una, imaginada o real, que no nos produzca tanto estrés.

Por ejemplo, si pensamos en un comentario negativo que nos han hecho hoy en el trabajo, el cual nos pone de muy mal humor, la alternativa sería intentar desenfocar la atención escuchando música o imaginando un paisaje bonito.

A pesar de que esta estrategia es muy común, sencilla y barata, no es eficaz a largo plazo. Es cierto que ofrece alivio temporal, pero normalmente los pensamientos de los que se estaba huyendo acaban volviendo con más fuerza.

2. Reconsideración emocional

La estrategia de la reconsideración emocional, o reappraisal, consiste en modificar la manera en la que interpretamos una situación para tratar de cambiar el impacto que ejerce sobre nuestro estado emocional.

Por ejemplo, si acabamos de romper con nuestra pareja está claro que vamos a sentir sentimientos negativos como tristeza, incertidumbre o miedo a no encontrar otra vez el amor.

Sin embargo, por medio del reappraisal podemos reconsiderar la situación, viendo su lado positivo. Por ejemplo, en este caso en concreto, podemos ver que romper con esa persona es un avance, dado que dejamos de tener un lastre en nuestra vida que nos impida desarrollarnos como personas plenas y felices.

La reconsideración emocional es una de las estrategias de autorregulación emocional más efectivas y adaptativas. De hecho es muy recurrente en la terapia cognitivo-conductual.

3. Distanciamiento cognitivo

El distanciamiento cognitivo consiste en tomar una postura independiente y neutral frente al evento o situación emocional que nos altera. Así somos capaces de reducir su impacto en nuestro estado mental, y es más sencillo escoger la respuesta que queremos dar.

Esto es complicado, pero de conseguirlo lo que se hace es reenfocar nuestro estado emocional, calmarnos y pensar fríamente qué tipo de respuesta queremos dar. Básicamente, el distanciamiento cognitivo nos ayuda a evitar que tomemos malas decisiones en el calor del momento.




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