domingo, 20 de septiembre de 2020

CONFIANZA

 


Confianza puede referirse a varias cosas: la seguridad en nosotros mismos, la esperanza de que algo se desarrolle conforme nuestras expectativas, o la familiaridad que tenemos en el trato con alguien. Como tal, es un sustantivo que deriva del verbo confiar.

La confianza, entendida como la seguridad que cada persona tiene en sí misma, es una cualidad de gran valor en todos los ámbitos de la actividad humana. Es fundamental en la escuela, el trabajo, los negocios, así como en el medio empresarial, comercial, artístico o académico.

La confianza nos ayuda a seguir adelante con nuestros propósitos pese a los reveses, el desánimo o las dificultades. En este sentido, implica la convicción de que, valiéndonos de nuestras fortalezas y virtudes, seremos capaces de lograr lo que nos propongamos.

Este tipo de confianza se fundamental en las experiencias acumuladas por cada persona durante la vida, y se desarrolla y cultiva con el tiempo. Por esta razón, la confianza varía de individuo a individuo. Alguien con experiencias positivas en relaciones de pareja, por ejemplo, no tendrá mayores inconvenientes al afrontar una nueva relación, a diferencia de una persona que siempre ha tenido relaciones traumáticas o dañinas en el pasado.

Asimismo, confianza también se llama la esperanza o fe de que algo suceda conforme imaginamos, o que alguien se comporte o actúe de acuerdo con lo que esperamos. La confianza, pues, vendría a ser la hipótesis que nos formulamos sobre la conducta futura de algo que no depende de nosotros. En este sentido, la confianza borra la incertidumbre. Y dependiendo del grado de correspondencia de lo que acontece con lo que esperábamos, nuestra confianza se fortalecerá o debilitará.

La confianza es fundamental a nivel social. Por eso, la confianza que podamos desarrollar hacia otras personas (el profesor, el compañero de clases, nuestros padres, etc.) o hacia otras cosas (el Estado, la policía, el sistema de salud, etc.) son esenciales en la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno y el grado de bienestar que esta relación nos proporciona.

La confianza es básica a la hora de relacionarnos con la familia, la pareja, un socio, un cliente, un proveedor, etc. Las relaciones basadas en la confianza mutua son más sólidas, prósperas y duraderas que las que no lo están. De hecho, las personas partidarias de una religión suelen basar su fe en una confianza absoluta e inobjetable en Dios y sus designios.

Asimismo, en el ámbito de la tecnología, la confianza sobre el funcionamiento de determinado dispositivo o artefacto se basa en la capacidad de predecir su comportamiento. En este sentido, la confianza es lo contrario a la incertidumbre, la sensación de no saber o no poder predecir lo que pasará.

Por otro lado, también podemos designar como confianza el grado de familiaridad o llaneza que tenemos en el trato con alguien, bien sea por amistad o por parentesco, y que se basa en un afecto recíproco. Por extensión, se llama también confianza cierta forma de familiaridad o libertad que llega a ser excesiva, al punto de ser desagradable.

Sinónimos de confianza son: esperanza, fe, seguridad, certeza, así como familiaridad, llaneza o naturalidad. Su antónimo sería desconfianza.

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